sábado, 15 de septiembre de 2012

HUMBERTO MATURANA


HUMBERTO MATURANA
Maturana egresó en 1947 del  Liceo Manuel de Sal, para luego ingresar a la carrera de Medicina en la Unversidad de Chile. En 1954 se trasladó al University Collage London  para estudiar anatomía y neurofisiología, gracias a una beca de la Fundación Rockefeller. En 1958 obtuvo el Doctorado en Biología de la Universidad de Harvard, en Estados Unidos.
Posteriormente, registró por primera vez la actividad de una célula direccional de un órgano sensorial, junto al científico  Jerome Lettvin del Instituto Tecnológico de Massachusetts. A raíz de dicha investigación, ambos fueron postulados para el Premio Nobel de Medicina y Filosofía, aunque no obtuvieron finalmente el galardón.
En 1960 volvió a Chile para desempeñarse como ayudante segundo en la cátedra de Biología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Chile. Fundó en 1965 el Instituto de Ciencias y la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile. 
En 1970creó y desarrolló el concepto de autopoiesis, que explica el hecho de que los seres vivos son sistemas cerrados, en tanto redes circulares de producciones moleculares en las que las moléculas producidas con sus interacciones constituyen la misma red que las produjo y especifican sus límites. Al mismo tiempo, los seres vivos se mantienen abiertos al flujo de materia y energía, en tanto sistemas moleculares. Así, los seres vivos son "máquinas", que se distinguen de otras por su capacidad de autoproducirse. Desde entonces, Maturana ha desarrollado biología de conocimiento.
En 1990 fue designado Hijo Ilustre de la comuna de Ñuñoa (Santiago de Chile). Además, fue declarado doctor honoris causa de laUniversidad Libre de Bruselas. En 1992, junto al biólogo Jorge Mpodozis, plantea la idea de la evolución de las especies por medio de la deriva natural, basada en la concepción neutralista de que la manera en que los miembros de un linaje realizan su autopoiesis  se conserva transgeneracionalmente, en un modo de vida o fenotipo ontogénico particular, que depende de su historia de interacciones, y cuya innovación conduciría a la diversificación de linajes. El 27 de septiembre de 1994 recibió el Premio en Chile, gracias a sus investigaciones en el campo de la percepción visual de los vertebrados y a sus planteamientos acerca de la teoría del conocimiento.
Es fundador y docente del Instituto de Formación Matríztica , donde trabaja en el desarrollo de la dinámica de la Matriz Biológico-cultural de la Existencia Humana. La propuesta del instituto matríztico es explicar las experiencias desde las experiencias, como un hacer propio del modo de vivir humano (cultura), en un fluir en el entrelazamiento del lenguajera y el emocionar (conversar), que es donde sucede todo lo humano.
Rescatar las emociones dentro de una deriva cultural que ha escondido las emociones, por ir en contra de la razón, es una de las aperturas de mirada propuestas por el doctor Maturana y sus colaboradores, pues da cuenta de que la deriva natural del ser humano como un ser vivo particular tiene un fundamento emocional que determina esta deriva. El AMAR (expuesta como verbo, esta noción devela dinámica relacional desde la cual surge en el vivir humano) es la emoción que, sostienen, funda lo humano en tanto es el fundamento de la recurrencia de encuentros en la aceptación del otro, la otra o lo otro como legitimo otro que da origen a la convivencia social y, por lo tanto, a la posibilidad de constitución del lenguaje, elemento constitucional del vivir humano y sólo del vivir humano.
El 5 de agosto de 2006 un incendio destruyó totalmente las dependencias del Laboratorio de Neurobiología y Biología del Conocer  de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, sostenido junto a los biólogos Jorge Mpodozis y Juan Carlos Letelier. Aunque quedó muy impactado por los desastrosos resultados del siniestro y la pérdida que afectó a su laboratorio —el que también fuera lugar de trabajo de Francisco Varela—, dijo: Lo principal está en el corazón y la mente. Eso no se quemó. Actualmente realiza sus actividades académicas en la Universidad de Chile y en la Universidad Andrés Bello.
Maturana también ha hecho grandes aportes a las ciencias humanistas, principalmente a la psicología constructivista, tanto procesal sistémica como posracionalista, citándolo en sus planteos principales señala "la terapia permite, en un espacio protegido volver a reencontrar los pilares de las relaciones humanas, aprender a comunicarse positivamente, desarrollar habilidades de empatía hacia la familia y los hijos, aprender a escuchar desde el otro y traer nuevamente a la relación los espacios de respeto, aceptación y reconocimiento del otro como una persona distinta a nosotros. esto es la terapia conversacional, es decir, disolver el sufrimiento en conversaciones de reformulación y aceptación de las experiencias y contenidos negados. Por tanto, las distintas coordinaciones conductuales consensuales que se dan como contradicciones emocionales dentro de un sistema, pueden ser resueltas en el lenguajera (Maturana, H, (1996), y en el fluir de un tipo de conversación reconstructiva.
Dice Maturana (1990 a, 1993b) que lo que otorga identidad de clase a una unidad compuesta es su organización. En las unidades compuestas podemos distinguir organización y estructura, siendo la organización –la relación específica entre los componentes- la que determina la identidad de clase de la unidad compuesta que distinguimos en nuestra observación. Mi paso inmediato será, pues, precisar cuál es esa organización específica que debo distinguir en mi observación para decir que tengo la experiencia de observar una persona. George Herbert Mead (1934) propuso una distinción adecuada cuando señaló que lo que caracteriza a la persona es ser objeto para sí misma. Explicó acertadamente el surgimiento y la construcción de la persona como una consecuencia del uso del lenguaje. El mismo Maturana, mucho más recientemente, llega a conclusiones similares, aunque partiendo de otras premisas.
Desarrolló en la década de los setenta el concepto de autopoiesis, el que da cuenta de la organización de los sistemas vivos como redes cerradas de autoproducción de los componentes que las constituyen. Además, sentó las bases de la biología del conocer, disciplina que se hace cargo de explicar el operar de los seres vivos en tanto sistemas cerrados y determinados en su estructura. Otro aspecto importante de sus reflexiones corresponde a la invitación que Maturana hace al cambio de la pregunta por el ser (pregunta que supone la existencia de una realidad objetiva, independiente del observador), a la pregunta por el hacer (pregunta que toma como punto de partida la objetividad entre paréntesis, es decir, que los objetos son traídos a la mano mediante las operaciones de distinción que realiza el observador, entendido éste como cualquier ser humano operando en el lenguaje).





PENSAMIENTO Y OBRA DE HUMBERTO MATURANA
¿Que hay allá afuera?; cuando Maturana trato de responder a esta pregunta había estudiado largos años, primeramente en la escuela de Medicina de la universidad de Chile (1948), continuando sus estudios en Inglaterra bajo la ayuda financiara de la fundación Rockefeller en donde ingreso a University Collage of London (1954) estudiando anatomía y neurofisiología. De ahí que su Doctorado en Harvard (1958) estuviera enfocado en el operar del sistema nervioso con respecto a la fisiología de la visión. Desarrollando una tesis  que estudiaba la estructura del nervio óptico de la rana. 
Estos estudios demostraron que el sistema nervioso condiciona con su estructura lo que el animal ve. Así lo visto esta subordinado por el operar de la retina y no como antes se pensaba, es decir, como una simple abstracción de las coherencias del mundo visible. En este sentido, el modo de vivir del animal determina el como y que ve este.
En sus estudios sobre la percepción visual Maturana formuló dos caminos de investigación: uno centrado en los estudios anatómicos y fisiológicos del sistema visual de las aves y otro, enfocado en plantear una categorización de la organización de los seres vivos como sistemas autónomos, estos lo llevaron a ganar el premio nacional de ciencia en 1994.
En el marco de estas líneas de investigación, Maturana desarrolla algunas observaciones y hallazgos sobre el sistema nervioso, como por ejemplo:
1.    Que no opera captando características del mundo externo, y que en consecuencia no opera realizando una representación de dicho mundo externo. 
2.    Que los estímulos que un observador ve como externos gatillan pero no especifican los cambios que ocurren en el sistema nervioso como resultado del fluir de las interacciones del organismo con el medio.
3.    La conducta del organismo surge en sus encuentros con el medio según el fluir de las correlaciones senso efectoras que el operar del sistema nervioso genera en él.
4.    Que la congruencia operacional de un organismo con su circunstancia, es el resultado de los cambios estructurales coherentes entre organismo y medio que han surgido de la historia evolutiva a que éste pertenece, y que surgen en su devenir ontogénico.
Por tanto podemos entender el sistema nervioso como una red cerrada que controla sus cambios estructurales y no por ello su organización. Y es aquí donde el medio sirve como detonador sobre el entendimiento que generará un organismo a partir del exterior, es decir, su organización y comportamiento se deben al medio y el medio es producto de la estructura cerrada en la cual se conforma un ser vivo.
De aquí formulará el termino autopoiesis (1),  es  decir, la capacidad de un sistema para  organizarse de tal manera que  el único producto  resultante es él mismo. Es decir, desde esta perspectiva no existe  separación entre productor y producto, entre el ser y el  hacer, y constituye el modo específico de  organización (comportamiento) que determina  que nuestra experiencia, este amarrada a nuestra  estructura de forma indisoluble. No podemos ver aquello que nuestra estructura visual no nos permita ver, no podemos oír aquello que nuestra estructura auditiva no nos permita oír, estamos amarrados a la forma en la cual estamos construidos; nuestra estructura tiene especificaciones biológicas, éstas nos limitan y nos abren un mundo  definido por estas mismas especificaciones. Por ello, no hay separación entre nosotros como observadores y aquello que observamos, ya que lo que observamos es lo único que podemos ver, de ahí que con nuestros sentidos configuremos nuestro medio. Estamos configurados para abstraer de cierta manera el medio que nos rodea, pero al mismo tiempo nuestra propia constitución nos configura, somos nosotros con el medio y por ello somos el medio. 

Estos hallazgos fueron desarrollados por Maturana con su teoría de la autopoiesis, en conjunto con sus descubrimientos en el sistema nervioso los cuales lo proyectó hacia estudios de la neurobiología, el conocimiento, la antropología social, el lenguaje y la evolución biológica. Así, pues su desarrollo intelectual se encamino por dos intereses diferentes dentro de los seres vivos: uno operacional, y el otro relacional. En ambos desarrolló conceptos como la biología del conocimiento y la biología del amor (2). Estudios que lo llevaron a comprender la importancia del carácter histórico en el ser vivo, tanto como su formación estructural en participación con su existencia dentro del medio en el cual se desenvuelven. Esto conformó un estudio congruente de los fenómenos biológicos que lo acontecen (3) y por los cuales comprendió que “el medio” sólo puede ser entendido como las experiencias que conforman el carácter histórico del sujeto que lo vive. Nos creamos con los ojos del sujeto y la mirada del medio.
De ahí que toda explicación biológica se desarrolla gracias al operar histórico de las experiencias del ser vivo, lo que configura su presente bajo los procesos que se dieron desde su origen, lo cual determina al ser vivo dentro de su operar actual. Es por ello que el sistema nervioso actúa por sus caracteres y estructuras internas y no por el exterior, es una historia estructural del ser vivo que lo determina en su presente.
Las posturas de Maturana tienen un alejamiento epistemológico con las posturas sobre este punto. Ya que mientras éstas dicen que se puede conocer la existencia real de los objetos sin necesidad de tomar en cuenta al sujeto, Maturana afirma que no se conoce nada que no sea parte de la construcción del sujeto, el sujeto con su estructura y organización conoce lo que el observa y por tanto su conocimiento es una convivencia entre su sistema y sus relaciones con el medio, es decir, su espacio relacional y sus correlacione internas. 
Por ello afirma que el problema de dar explicaciones teóricas sobre el conocimiento humano, es que estas no reconocen la naturaleza circular o la tautológica cognoscitiva, es decir, “el hecho de que el universo de conocimientos, de experiencias, de percepciones del ser humano, no son posibles explicarlas desde una perspectiva separada del mismo. El conocimiento humano solo podemos conocerlo desde si mismo, o en otras palabras, el contenido del conocimiento es el conocimiento mismo.”(4)
En este mismo sentido Bateson, destacado antropólogo, afirma que existen diferentes epistemologías, ya que son modos diferentes de relacionarse con el mundo exterior, son afirmaciones cognoscitivas que recrean la forma de vivir en el medio pero no son la realidad. Sostiene que en última instancia sólo podemos percibir lo que ya conocemos: y que el conocimiento está en la mente. Por ello la realidad que percibimos es una construcción a partir de los propios esquemas de distinción que manejamos como observadores y no esa entidad objetiva y absoluta que podíamos aprehender mediante los sentidos (empirismo) o la razón (racionalismo). 
De la misma manera, Maturana reconoce que la percepción se debe a nuestra propia estructura y, por ende, lo que observamos y conocemos está mediado por este sistema biológico y por el propio medio en el cual se desenvuelve y se componen los seres vivos.
Con este desarrollo intelectual, Maturana juzga la objetividad de la epistemología dominante, afirmando que “lo real se convierte un argumento explicativo (…) para entender la experiencia y no lo real (…) inventando nociones explicativas; la noción de la realidad, la noción del tiempo, de energía, de materia. No son sino coherencias de la experiencia (…) Por ello nuestra convivencia con lo real es un delirio en la convivencia, (…) lo real lo configuramos.”(5)

Ahora bien, para responder a la pregunta ¿como configuramos esta realidad en la convivencia? según Maturana, tendríamos que iniciar preguntando ¿Cuándo surge lo humano? 
Si bien se ha sostenido que el conocimiento es una convivencia con el medio y con nuestras relaciones, la única forma de mantener un orden en esta relación, es a través del consenso. Por ello, el lenguaje “es un modo de convivir en coordinaciones de coordinaciones conductuales consensuales.” (6)  Esto quiere decir que nos formamos como humanos en relación a nuestras conductas en consenso con el otro y éstas se dan en la esfera del lenguaje.
Sin embargo, es formación que se da en el consenso se fomenta con el altruismo biológico natural y la necesidad que tienen los individuos de formar parte en los distintos grupos humanos, así como de operar en consenso con ellos, podríamos decir que sin altruismo no hay fenómeno social. De esta manera el consenso no seria consenso sin la reflexión consciente de los que configuran parte de ese consenso. La plenitud del consenso se dan en la concientización del mismo, tanto de los sujetos como individuos como de los sujetos en sociedad. Es un juego pleno entre el yo y entre el yo con los otros.
Así lo que aprende el niño una vez que ha dominado el lenguaje es una forma de convivir con el otro y con el medio que surge de la  convivencia con su madre. Entonces existe una relación intrínseca que se hace entre la dinámica relacional del individuo y la dinámica neurofisiología, dando mayor peso para entender al lenguaje sobre las dinámicas que un  individuo conforma con su entorno y  como estos gatillan (7) la repuesta del  mismo, configurando en su mayoría la composición del lenguaje. Para ejemplificar más esto, iremos a los estudios que realizó Maturana en el ámbito de la percepción del color.  A donde comprobó que “nuestra experiencia de un mundo de objetos de colores es literalmente independiente de la composición en longitud de onda de la luz proveniente de cada escena que miramos (…) el color no es una propiedad de las cosas; es inseparable de cómo estamos constituidos para verlos.” (8) 
Desde este descubrimiento se puede sostener que lo que aprecia del mundo no es visión del ser vivo sobre su propio espacio  sino la ilusión el de su estructura sobre su propio campo visual. En cuanto al color podemos decir que no se ve el color del mundo sino que se ve el propio espacio cromático que se configura en la historia de acciones biológicas y sociales de un ser vivo. Así, la naturaleza para el ser humano se convierte en un artificio cultural donde vive, ése es su mundo natural. El espacio que ocupa un ser vivo en el medio es su nicho, allí entra todo lo que lo afecta en su accionar y comprensión de el mundo. Así, la cultura puede definirse como “un modo de convivir en el entrelazamiento del lenguajera y el «emocionar» en una red de coordinaciones de acciones y emociones que designo con la palabra conversar, que significa dar vuelta juntos en la conducta y la emoción. Por ello las diferentes culturas son distintas redes cerradas de conversaciones, y como tales, son distintas configuraciones cerradas de modos de estar en el lenguajera y el «emocionar». (…) Por esto, dos conductas que parecen la misma desde el punto de vista de los movimientos o relaciones externas en que ocurren, son distintas acciones desde el punto de vista de las emociones que las sustentan. Es la emoción lo que define a la acción, no el hacer que involucra” (9) 
Explicaría por qué los seres humanos no tienen, por tanto, acceso a su propio campo cognitivo desde fuera de ese campo. El problema se sitúa en diferenciar lo que es propio del ambiente en si, de la manera como el ser (organismo) experimenta (percibe) tal ambiente. 
Esto es, conocemos a través del lenguaje, y el lenguaje es una creación del individuo en sociedad, esto hace que circulemos en una continua creación de nosotros mismo y del mismo medio, no podemos conocer aquello que no podamos nombrar. Con el lenguaje creamos realidades y con el mismo lenguaje las explicamos, es una relación cogenérica entre el mundo exterior y la lingüística la que crea este mundo.
Somos seres capaces que crearnos al mismo tiempo que desciframos el mundo exterior. Somos capaces de nombrar, conocer y reflexionar a través de nuestros sentidos, de la percepción y el pensamiento, de las relaciones sociales e históricas que configuren nuestra formación como individuos en sociedad. Pensamos el mundo y al mismo tiempo que lo nombramos, lo creamos como fábula mística en donde cada uno es el amo y señor de su mundo. 

La litografía de M. C. Escher en su obra “Manos Dibujando” de 1948 ilustra bien esto ultimo. Las manos se dibujan a si mismas, dando una imagen de la autorreflexibidad: “El  hombre como sujeto y objeto”. O por otra parte en su obra Galería de Cuadros de 1956 donde nos muestra un joven que observa en cuadro el mundo al cual el mismo pertenece. El sujeto es observador y observado al mismo tiempo,  creador y  creado, no hay barrera específica en esta dualidad imperceptible.  Ambas están comprometidas consigo  mismas, ambas dependen de la otra, son y serán para si mismas, pero están por ambas. 
“La percepción y  el pensamiento son operacionalmente lo mismo en el sistema nervioso, por eso no tiene sentido hablar de espíritu vs. Materia, o de ideas vs. Cuerpo: todas esas dimensiones experienciales son, en el sistema nervioso, lo mismo, esto es, son operacionalmente indiferenciables.” (10)  
Para Humberto Maturana los seres vivos son: 
“Sistemas que tienen sus características como resultado de su organización y estructura, de cómo están hechos, y para que existan no se necesita de nada más. Pero al mismo tiempo los seres vivos tienen dos dimensiones de existencia. Una es su fisiología, su anatomía, su estructura. La otra, sus relaciones con otros, su existencia como totalidad. Lo que nos constituye como seres humanos es nuestro modo particular de ser en este dominio relacional donde se configura nuestro ser en el conversar, en el entrelazamiento del "lenguajear" y emocionar. Lo que vivimos lo traemos a la mano y configuramos en el conversar, y es en el conversar donde somos humanos. Como entes biológicos existimos en la biología donde sólo se da el vivir. La angustia y el sufrimiento humanos pertenecen al espacio de las relaciones. Todo lo espiritual, lo místico, los valores, la fama, la filosofía, la historia, pertenecen al ámbito de las relaciones en lo humano que es nuestro vivir en conversaciones. En el conversar construimos nuestra realidad con el otro. No es una cosa abstracta. El conversar es un modo particular de vivir juntos en coordinaciones del hacer y el emocionar. Por eso el conversar es constructor de realidades. Al operar en el lenguaje cambia nuestra fisiología. Por eso nos podemos herir o acariciar con las palabras. En este espacio relacional uno puede vivir en la exigencia o en la armonía con los otros. O se vive en el bienestar estético de una convivencia armónica, o en el sufrimiento de la exigencia negadora continua.” (11) 
Por eso el conocimiento es una recopilación de información sobre el medio y el vivir no es más que una adaptación de nuestro accionar, nuestra experiencia y nuestra cognición con el otro, realizando una convivencia en transmisión de las distintas conversaciones.

CONSTRUCTIVISMO Y PENSAMIENTO SISTEMICO
Hay que decir que “el conocimiento no se descubre, se construye”. Y aquí hay que separar esta enunciación. Primeramente debemos decir que la mayoría de las ciencias estarían de acuerdo en que el conocimiento se descubre, la complicación se desenvuelve en la construcción del mismo, ¿cómo se construye el conocimiento? Aquí es donde las distintas ciencias exponen sus puntos, sus hipótesis y sus teorías etcétera, del conocimiento, dando explicaciones fenomenológicas, metafísicas, matemáticas, etc. todas con el fin de acercarse a la verdad, llevando a cabo proyectos soportados bajo ciertas bases epistemológicas que irán transformándose a lo largo de la historia. Incluso desarrollando varias epistemologías en un mismo espacio y tiempo, pero siempre con el dominio de alguna sobre las otras. Esto dictaminara la sentencia del hombre con respecto a la construcción de su conocimiento.
Y es este conflicto de la construcción del conocimiento donde Maturana configura su epistemología en el enfoque del constructivismo. Instruyéndose por este y participando en la evolución del mismo. Posteriormente Maturana en su crecimiento intelectual es arrastrado por un constructivismo moderado, que lo lleva a configurar una teoría del conocimiento diferente, esto gracias a sus descubrimientos biológicos de la estructura y la organización del individuo (experimentos de la visión y del color), llevándolo a realizar su famosa teoría de la autopoiesis de la cual estructurará su epistemología. 
Este capitulo hará referencia a esta evolución en el pensamiento de Maturana  con respecto a la construcción del conocimiento. Explorara el constructivismo, tratara de explicarlo y haremos una separación entre este y el constructivismo de Maturana. 
En primer lugar expondré un ejemplo con el cual se hará una separación entre el constructivismo radical y el constructivismo moderado. 
Cuando se va a entrar a un cuarto que esta cerrado, lo primero que se debe hacer es abrir la puerta, para que podamos entrar, de lo contrario nos estrellaremos con la puerta ya que esta impedirá que nosotros pasemos al cuarto. Es una ley básica de la física, es decir, dos cuerpo no podrán ocupar el mismo espacio al mismo tiempo. De ahí que la puerta nos impida pasar. La puerta entonces, ¿es la realidad que se nos impone o es una construcción nuestra?
El constructivismo radical nos diría que en cada instante uno construye una de las muchas realidades posibles, siendo la puerta una construcción del sujeto. Por otro lado, el constructivismo moderado reconoce que uno tiene acceso a la realidad, que ella esta ahí independientemente del sujeto. La diferencia radica en que por un lado, el radical dice que construye la realidad, el moderado afirma que ésta, está allí y que los seres humanos solo construimos la forma en la cual vivimos esa realidad, la forma en la cual observamos, sentimos, tocamos y conocemos esa realidad, y que es ahí donde existe una multiplicidad, no en la realidad como tal. Watzlawick diría que hay una realidad real que nunca conoceremos.
Ambas explicaciones tienen mas fundamentos, pero sin embargo no es el objetivo de este capitulo  profundizar en ellos. Por otro lado si interesa en este capitulo exponer el pensamiento de Maturana. Ahora bien, ¿qué diría Maturana con respecto a la puerta? Diría que la puerta es una realidad material que usamos para explicar el por qué no pasamos a través de la puerta. Afirmando con esto que lo real no es una construcción sino una configuración de nuestra propia estructura. La puerta esta ahí, lo que hacemos es darle nombre a ese objeto material, de esta manera nombramos nuestra experiencia con el afuera, no nombramos nunca la realidad. 
Por eso que Maturana siempre se ha querido separar del constructivismo diciendo claramente;  “yo no soy constructivista por varias razones. Una de ellas es que en tanto no podemos decir nada sobre algo independiente de nosotros -por la forma en que estamos determinados en nuestra estructura- ni siquiera tiene sentido decir que exista una realidad como referencia. Y no solo eso: pienso que lo que se vive no es una de las muchas realidades posibles sino la única posible. En cada instante vivimos lo único posible.” (12)

Maturana cambia la pregunta de ¿como construimos el conocimiento? a ¿cómo configuramos el argumento explicativo de la experiencia, o sea el de la realidad? Ya que para Maturana lo real se convierte en un argumento explicativo de la experiencia, reflejando en las distintas nociones (tiempo, espacio, energía, materia) coherencias de la experiencia.
Esto ya había revelado desde Epíteto, el filosofo de la antigüedad, en que afirmaba: “no son las cosas en si mismas las que nos preocupan, sino la opinión que tengamos de ellas”.  O, si nos vamos al otro lado del mundo, el budismo Zen, afirma que se tienen dos concepciones de la verdad; la verdad de esencia y la verdad de error. La primera se alcanza mediante la iluminación, o bien trascendiendo la realidad concreta y no una vida terrena; por lo tanto, tal verdad no puede ser alcanzada en el curso de la vida de un ser humano. Las verdades de error son, en cambio, aquellas verdades instrumentales parciales que se construyen en relación con las cosas terrenales para incrementar nuestra capacidad de gobernarlas. Por otro lado, si nos ubicamos en la edad moderna, Einstein con su teoría de la relatividad  y el principio de la indeterminación nos sitúa en esta dificultad de conocer una realidad verdadera y única.” (13) 
Entonces, ¿dónde esta ubicado Maturana? Se considera que se educó y participó con el constructivismo, aunque su pensamiento trascendió hacia otras fronteras. Bien podremos decir que está situado en el ala de los constructivistas moderados, ya que se va por la explicación de la realidad a partir de la experiencia de cada individuo, es decir, la experiencia como motor creciente para dar explicación a la realidad. Para él configuramos el conocimiento de la realidad a través de nosotros. Su epistemología se construye en la estructura del individuo, de su organización y administración con el medio. 
Los términos, medio, estructura, organización, configuración de la experiencia, acaso  ¿tienen alguna relación con los postulados del constructivismo? Ciertamente existe una relación estrecha entre estos términos y Maturana. Y es de aquí que Humberto Maturana retocó y armo nuevas piezas dentro de su crecimiento intelectual y lógicamente dentro de su teoría del conocimiento. Aunque las bases del constructivismo están ahí implícitamente. Por ello en lo que sigue profundizaremos en el desarrollo del constructivismo para observar las similitudes y las diferencias con respecto a las posturas de Maturana, es decir, para ver de qué manera se arraigó el constructivismo en el pensamiento de este autor.

CONSTRUCTIVISMO COMO NUEVO PARADIGMA
Desde un acercamiento a la epistemología el constructivismo se plantea como un nuevo paradigma (aunque no arraigado en la ciencia). Realizaré recorrido histórico y conceptual del constructivismo como teoría del conocimiento, esperando acercarme a un mundo conceptual que rompe con muchos paradigmas del conocimiento en la modernidad y que son fundamentales de entender para apreciar los aportes intelectuales de Maturana al lenguaje y la comunicación (que trataremos extensamente en el capitulo 3).
El constructivismo es un paradigma que se formuló bajo las fracturas epistemológicas de la modernidad, y se gesto con y en la teoría de sistemas y con el desarrollo de la cibernética. Ambas contribuyeron a la reproducción de una nueva epistemología que va a pernearse en las distintas ciencias, principalmente en la biología, la filosofía,  la antropología y la psicología, a través de grandes expositores que configuraron el entorno en el cual el constructivismo iba a crecer. 
¿Por qué el constructivismo es una nueva epistemología? Simón y colaboradores (1984) afirman “La epistemología se refiere al desarrollo de la estructura de pensamiento, así como la lógica interna de los procesos emocionales. La estructura de conocimiento de todo organismo puede verse como su modelo del mundo y como marco de referencia de su conducta. La organización del modelo del mundo depende de la comunicación que tenga un individuo con su ambiente, es decir, de las estructuras y condiciones dadas de ese mundo y el potencial del organismo para percibirlas”(14) Según esta perspectiva lo que conoceremos del mundo se basa en estas construcciones conceptuales que recreamos a lo largo de nuestra vida, pero hay que colocar a la epistemología como paradigma de paradigmas, en tanto reglas usadas en el pensamiento de grandes grupos de personas para definir la realidad. 
Según Kuhn un paradigma es un modelo de solución sobre ciertos problemas entre una comunidad científica, por ende éste está en constante cambio, adaptándose a las condiciones del hombre y es en estas fracturas donde nace el pensamiento sistémico que convoco al modelo constructivista a asentarse en la postmodernidad. 
Definimos la postmodernidad como la época en la cual se fracturan los ideales de la modernidad, los grandes relatos (15) como los llamaba Lyotard, conformando así una época de inestabilidad e inseguridad, creciendo así la lucha y la necesidad por establecer una nueva epistemología, que pueda ayudarnos a comprender lo que se está viviendo y reflexionando la partir de las nuevas situaciones que dan gestación a un modelo de conocimiento no especifico de esta época. 

Pero así como se están gestando nuevas modelos de conocimiento en esta época, se han  gestado a lo largo de toda la historia del hombre. Un claro ejemplo de esto lo representó Descartes con su división cartesiana, la cual ocasionó un parte aguas para la filosofía y otras ciencias, es decir, el empirismo y el racionalismo. Después de Descartes, la filosofía y los filósofos se reorganizaron en estas dos vertientes, defendiendo a una y a otra, salvaguardando sus intereses intelectuales, pero esto no duraría por siempre. Tendría que llegar otra época de crisis para que estas escuelas se dejaran atrás y se empezara a tomar en cuenta otra escuela, esto no quiere decir que se deje por completo el pasado. Sin él, no se podría haber gestado un contexto específico para formular otro tipo de paradigmas y es gracias a esto que se desarrollan otras escuelas y otros modelos, sobre la base de otros y con los aportes de la historia que desemboca en el presente. 
Por ello podemos decir que estos modelos “están determinados, como emergentes de variables que regulan los distintos contextos, por factores que van desde lo social, político, económico hasta lo cultural. Son estos factores los que crean el territorio para fundamentar y poner en crisis los paradigmas recientes.” (16)
Estos modelos, situados en un contexto específico, por las distintas causalidades de la historia, configuraran un modelo único para cada uno de nosotros, determinando la manera en la cual conoceremos. 
Y es aquí donde tomaremos un giro temporal nos situaremos en el surgimiento de la teoría de los sistemas, ya que ésta formuló un paradigma que se contraponía con la epistemología tradicional, estoy hablando mas o menos de los años 50. Ahora, ¿Por qué se contraponía? Porque la teoría de los sistemas explicaba su entorno a partir de una causalidad circular, holística/descriptiva.
Expliquemos mas a fondo esto, ya que aquí se sustenta el constructivismo que nos atañe en este capitulo.
En el modelo sistémico, la circularidad y la recurrencia son la guía del pensamiento auto-construido por el observador, patrimonio de su conocer, imponiendo así la subjetividad. Pero ¿por qué la teoría de sistemas estaba situada como nuevo paradigma? Antes de establecerse la discusión científica, lo que imperaba en los círculos académicos estaba determinado por conocer a los fenómenos a partir de una causalidad lineal, esto quiere decir que toda proposición lineal nunca regresa al punto del cual se formuló, por lo tanto el resultado nunca ejerce sus efectos en su punto de inicio y es gracias a esto que no se formulan procesos de retroalimentación y por ende no hay un resultado coherente con los procesos mismos del fenómeno.
Por el contrario la teoría de los sistemas en conjunto con la cibernética (17) preparan un campo circular (18), en la cual la causa esta implícita en el efecto y viceversa, una impregna a la otra y ambas regresan a su punto de inicio, configurando así las respuestas y las preguntas en un proceso de continua y constante modificación, gestando un modelo básico de retroalimentación.
Esto vendría a re-significar los procesos operativos de distintas ciencias ya que ponía al observador como un elemento esencial en la configuración del fenómeno observado. Y  es aquí donde nace el constructivismo, aquel que viene a dar cuestionamientos tales como de si la realidad que se plantea como objetiva no es más que una simple creencia, reconociendo que esta “no es descubierta sino que es inventada y construida.”(19) 
De aquí que el constructivismo vaya naciendo y formulando cuestiones que narran al fenómeno desde su percibiente, convocando a una construcción del universo a partir de uno con la realidad, una dicotomía que parece ejecutarse de manera cogenérica. 

El constructivismo es una manera de conceptuar y visualizar la realidad o las realidades que aparentan nuestros sentidos y esto deja al hombre situado en un espacio donde por él se determina su realidad; él subjetiviza al mundo de acuerdo con su apropiación. Por ello el sujeto se convierte en un creador innato de realidades, que pone en la mesa su percepción y experiencia para instalarse en un espacio construido por el. “Cada realidad cambia según el punto de vista de quien la mira: esto conduce a reacciones diversas sobre la base de las diferentes atribuciones que se pueden hacer a la misma realidad. La realidad puede tener percepciones y opiniones diversas, y sobre la base de cada una de estas, se coloca una reacción cambiante. (20) 
Por ello la realidad no es trascendente sino que es una mera construcción terrenal y  depende de un sujeto como agente esencial para la exposición de un mundo.  No es la realidad la que nos impone las percepciones, sino que son éstas las que dan la pauta para obtener modos  sistemáticos y operativos para vivir nuestra realidad. "Allá afuera, externo a nosotros (individuos, sistemas), solo existe un continuo amorfo y caótico de procesos electromagnéticos, movimientos de moléculas y fluctuaciones de la presión del aire.” (21) 
Podemos sostener que el constructivismo se desarrolla en el paradigma de la circularidad (objeto-sujeto) y de la carencia de realidad en las certezas absolutas, ayudado por la relatividad y el principio de incertidumbre que construyo la física moderna. Aquí el sujeto como observador se convierte en el artista de su propio mundo y por ello observador y mundo observado no admiten una separación sino que por el contrario entre ellos existe una relación mutua que definirá a ambos. Toda esa linealidad en la cual se pensó que estaba inscrito el individuo, su sistema y su estructuración vienen a ser desplazadas por un modelo circular en el cual la co-construcción de esta esfera estará mediada por el individuo como medida perceptiva. 
El constructivismo nos da el poder de condenar la realidad y la veracidad a fluctuaciones meramente espontáneas y llevarlas a un proceso a posteriori de sujeto. De esta manera el mundo es como nosotros y el conocimiento es una apreciación de nuestras significaciones o como diría Bateson sólo podemos percibir lo que ya conocemos: y el conocimiento (22) está en la mente.
Por ello la distinción que se impone entre el sujeto y el objeto, se desvanece. El hombre es el autor y el editor de su propia realidad. La cotidianeidad gira en torno a la construcción del observador, es gracias a las cualidades del observador y a la interacción con otros observadores que se concretiza la realidad para los otros y para nosotros. 
Porque esta realidad al final se hace en cooperación y en conversación con el otro, es una relación instrumental para la formación de lo real. De aquí que Watzlawick nos muestra que el constructivismo contiene una ética de la convivencia ya que “la historia de la humanidad enseña que apenas hay otra idea más asesina y despótica que el delirio de una realidad real (entendiendo por tal, naturalmente, la de la propia opinión), con todas las terribles consecuencias que se derivan con implacable rigor lógico de este delirante punto de partida. 
La capacidad de vivir con verdades relativas, con preguntas para las que no hay respuesta, con la sabiduría de no saber y con las paradójicas incertidumbres de la existencia, todo esto, puede ser la esencia de la madurez humana y de la consiguiente tolerancia frente a los demás. Donde esta capacidad falta, nos entregamos de nuevo, sin saberlo, al mundo del inquisidor general y vivimos la vida de rebaños, oscura e irresponsable, sólo de vez en cuando con la respiración aquejada por el humo acre de la hoguera de algún magnífico auto de fe, o por el de las chimeneas de los hornos crematorios de algún campo de exterminio” (23)
Esto nos lleva a decir que el constructivismo se basa en la imposibilidad de lograr una verdad definitiva ya que “afirmar que se tiene un conocimiento objetivo es plantear una exigencia absoluta de obediencia.”(24) Así el conocer se convierte en aceptar las distinciones del otro como legitimas, esto nos podría llevar a juzgar las instituciones psiquiátricas como agentes que otorgan a los seres humanos ciertas capacidades, aptitudes, clasificando al hombre como normal y anormal. Pero según ¿qué parámetros? Porque si nos vamos del lado del constructivismo tendríamos que ceder la realidad a la construcción del sujeto por el mismo, esto le da por si solo su validación. Entonces no tendría porqué haber un instituto que clasifica la normalidad y que al mismo tiempo de validación de hombre sano a ciertas personas. Además el constructivismo se basa en las distinciones que podemos generar en el mundo con nosotros, mostrando donde esta parado el sujeto que funge como observador y creador, teniendo pues un fiel reflejo del mundo en nosotros mismo, así pues no hay un loco ni un ser normal, simplemente hay observadores que reflejan un mundo diferente, creo que la diferencia radica en que el que llaman normal coordina y consensúa estos reflejos con los otros y aquel que dicen loco simplemente guarda el secreto de su mundo, es un ser silencioso.

CONSTRUCCIÓN DE REALIDADES Y EXPERIENCIA
Maturana nos dice que la construcción de realidades opera sobre las base de  “la experiencia, mediante mecanismos de organización, ya que todo organismo, desde el unicelular hasta el mas complejo, se organiza para mantener su identidad y su adaptación, que dependerá de los procesos de asimilación y acomodación de lo experimentado.” (25)
La experiencia nos da la pauta para certificar aquello que percibimos con nuestros sentidos, nos obliga a aceptar nuestras distinciones, nos hace entender la lucha por la determinación y la indeterminación de la convivencia social, de cómo a través de ella forjamos realidades, nos forjamos a nosotros mismo y al mismo tiempo creamos una convención interpersonal de lo real. 
De ahí que Maturana afirmase que todo lo que ocurre en un organismo surge en él en cada instante, determinando su estructura, mientras que el organismo existe como tal, conserva su organización en una historia ininterrumpida de interacciones con el medio en el cual se realiza. La experiencia y el conocimiento se forjan gracias a las capacidades biológicas-estructurales que tenemos para experienciar en el medio, el medio de esta manera no determina nuestra estructura sino que la gatilla. Y solo a través de esto se puede forjar una realidad, el medio que gatilla y el ser humano que como estructura cerrada expone una forma de experiencia que representa una forma de realidad.  Kant afirmo que “todos los seres humanos estamos limitados por nuestro aparato perceptivo y que tanto nuestra experiencia como los objetos de la misma son el resultado de nuestra forma individual de experienciar, o sea, están estructurados y determinados por nuestras categorías de espacio y de tiempo y nunca es posible captar la cosa en si” 

EL LENGUAJE EN LA PROPUESTA CONSTRUCTIVISTA
Pero ¿cómo exponemos esta realidad?, ¿cómo formamos una convención de lo real?, ¿cómo nos formamos como seres humanos? Si somos una estructura cerrada y el medio solo nos gatilla, ¿qué pasa entre el gatillar y la estructura cerrada, que actividad o acción surge en ese instante? Acaso el individuo en si es un principio explicativo que otorga coherencia al mundo o requiere de los otros. Como veremos a continuación, esta realidad es por nosotros y es nosotros, pero al decir nosotros me refiero a que es un fenómeno que se da en conjunto, en la sociedad. Veremos cómo el lenguaje esta situado entre el gatillar, la estructura cerrada del individuo y el fenómeno social. Porque el lenguaje nos hace ser humanos. Un solo individuo no puede producir el lenguaje, es un juego que se da en la interacción social. Entonces el ser humano es gracias al lenguaje y no al revés. Porque como dijo Wittgenstein “imaginar un lenguaje es imaginar una forma de vida.”

HUMBERTO MATURANA SOBRE EL LENGUAJE Y COMUNICACIÓN
“Existe un mundo… que pertenece a la lingüística, no al dominio real” Heidelberg
Si la realidad es una construcción del individuo y este está inscrito en un medio y contiene una estructura especifica, ¿Cómo el individuo genera esta construcción? 
Sabemos que el individuo esta construido bajo una estructura biológica especifica y esta como dice Maturana permite solo ciertas funciones, tiene sus limitaciones y por ende es espejo de la realidad. Percibir el color, la forma, el fondo, es demostrar las capacidades que nuestra estructura visual, en conjunto con nuestro cerebro están capacitados para percibir, en pocas palabras solo podemos hacer aquello que nuestra estructura biológica nos permita hacer. 
Pero ¿qué nos diferencia del animal?, pues este puede ver color, forma, fondo, según Cassirer la gran diferencia proviene de la relación que el hombre tiene con el mundo, es decir una relación que se guía bajo los símbolos, una relación que se estructura bajo enramados lingüísticos de significados y significantes que controlan el entendimiento humano. ¿Pero dónde y cómo aprendemos estos símbolos?, ¿Cómo le damos significado al mundo?, ¿Cómo lo nombramos?
Cuando se supo el caso de los niños lobos, aquellos que se criaron en la selva bajo ningún contacto con otro ser humano, se comprendió aun mas la importancia del fenómeno social. Estos niños se comportaban como lobos, no hablaban, no caminaban en dos piernas, no tenían actitudes humanas, eran (a no ser por su estructura física-biológica) lobos. Esto nos refleja que el ser humano se construye como ser humano a través de la convivencia con otros seres humanos, es decir, en una esfera social. Pero la pregunta que esto nos dispara es ¿Cómo se da esta convivencia?, ¿Cómo nos hacemos entre nosotros seres humanos?
A esto respondemos tajantemente; el resultado de que seamos humanos y de que nos hagamos humanos con los otros es consecuencia del lenguaje. Este se da gracias a una combinación entre nuestra estructura biológica-física y nuestra convivencia con el medio social, en donde ejercitamos esta capacidad. Ambas son necesarias para que tengamos esta capacidad; sin embargo la esfera social es aún más importante para que ésta se desenvuelva, se ejercite y se genere. En el caso de los niños lobo, éstos tenían las estructuras biológicas-físicas necesarias para hablar, sin embargo no hablaban ¿Por qué? Ellos se criaron y como los lobos, como son bien sabido los lobos no hablan, esto es, ladraban y hacían algunos sonidos en vez de hablar. Y aprendieron a comer como lobos, a dormir como lobos, a caminar como lobos y a ladrar como lobos. Su mundo era el mundo de los lobos, no de los humanos, ya que nunca estuvieron en contacto con un humano. Por el contrario nosotros que nacemos y nos criamos con seres humanos, aprendemos a ser seres humanos, esto significa que aprendemos a hablar, a comer, a caminar, a escribir, etcétera. 
El medio en el cual uno se desarrolla está el contenido en nuestras respuestas hacia el mundo exterior. Somos humanos porque convivimos con lo humano y esto es porque a través de la interacción social nace el lenguaje, el cual nos configura y nos crea. 
Lo interesante es que al mismo tiempo que el lenguaje nos crea, el mismo se crea gracias a nosotros, se crea en la convivencia, en el consenso, compartiendo signos, símbolos, señales, sonidos,  todo con el fin de designar objetos, acciones, fenómenos. El lenguaje se genera en un dominio consensual, no existe nada mas allá del lenguaje, por el nombramos al mundo, por el trascendemos la realidad, la mutamos, la trasgredimos, la violamos, la ordenamos. 
Aquellos objetos de la realidad no existen como tales si no son nombrados por el lenguaje, estos los utilizamos para establecer un vínculo con la experiencia de la realidad. De aquí que digamos que somos seres lingüísticos, somos seres en el lenguaje y por el lenguaje, estamos regidos por las leyes de las significaciones consensuadas.
Porqué toda forma de conferir sentido, comprensión o entendimiento estará regida por el dominio del lenguaje es  como dice Nietzsche “una prisión de la cual no pueden escapar”
Además el lenguaje no solo permite describir la realidad, su mayor fortaleza se inscribe en generar realidades y en generar  seres. Bien podemos decir que existe una realidad externa al lenguaje, no podemos negarla, pero mientras no podamos nombrarla a través de la lingüística, podemos decir que no existe para el dominio de nuestra experiencia de lo real. 
“El lenguaje y el operar del observador no requieren, ni dan origen a referencias de una realidad externa. El mundo de las descripciones y explicaciones del observador es un mundo de modos de convivencia generadora de objetos preceptúales, en el cual el observador surge como uno de ellos al surgir el lenguaje” (26) 

Esta función generativa del lenguaje lo convoca a hacer acción, a través de él se altera el curso de los acontecimientos, a través de él hacemos que ocurran cosas, por él estamos inscritos en él continuo proceso del devenir. Por el forjamos nuestra identidad, nuestra existencia, nuestro futuro y sobre todo nuestra realidad. De aquí que podamos sostener que “existe lo multiverso, que existen tantos dominios de realidad como dominios de coherencias operacionales traigamos a la mano con nuestras distinciones a medida que coexistimos como seres humanos, y que ninguno es mas valido o mas verdadero que los demás porque no hay nada mas allá de ellos; no tiene sentido hablar de objetos, cosas o entidades de cualquier naturaleza mas allá del lenguaje porque los objetos, cosas o entidades surgen con el lenguaje.” (27) 
Al determinar que las entidades surgen del lenguaje estamos determinando una ética de la convivencia, estamos abandonando toda pretensión de acceso a la verdad, ya la realidad producto del individuo y éste a su vez del lenguaje, estamos convocando a la no existencia de la realidad objetiva, porque no hay realidad que se separe del observador. Sus percepciones estimulan lo real hasta el grado de configurarlo, se trata de representar lo real, pero nuestra estructura biológica no dispone de mecanismo capaces de representar fielmente la realidad tal como es. Nuestros sentidos proyectan nuestras capacidades biológicas, no hay separación entre el observador y lo observado. De ahí que la realidad sea un espejo de aquel que la toca, la observa, la huele, la escucha.
Entonces la verdad es un juego de coherencias entre el sujeto y el objeto, entre lo interno y lo externo, son proposiciones que nos imponemos para coordinar acciones, son proposiciones que nos sirven para inventarnos y reinventarnos dentro de la deriva histórica, para funcionar con los otros. Estas proposiciones entonces abren el camino para nuevas realidades, nuevas formas de vivir, convivir y conocer. Habilitan un curso de acción en el cual nos desenvolveremos como seres humanos. 
Un ser humano está constituido por el lenguaje, determinado por su biología pero construido por la interacción social con los demás seres humanos. Esto es, un ser humano tiene las capacidades biológicas para absorber y utilizar el lenguaje instruido y es formado por la sociedad para realmente adaptarlo a su forma de vida. En este sentido lo que tenemos es a un ser humano que con el lenguaje que es un fenómeno social representa a la realidad sobre las acciones que coordina con los otros. Bajo el consenso se sustenta una realidad mundana, cotidiana para la mayoría. Porque “el mundo en común surge en la comunidad del vivir” (28) 
Esto nos lleva a uno de los postulados más certeros de Maturana:
“Al surgir el modo de vida propiamente humano, el conversar como acción pertenece al ámbito emocional en que surge el lenguaje como modo de estar en las coordinaciones de acciones en la intimidad de la convivencia sensual y sexual”(29) entonces el lenguaje “como fenómeno biológico consiste en un fluir de interacciones recurrentes que constituyen un sistema de coordinación conductuales consensuales” (30) que propiamente se dan en el conversar con el otro, en “un espacio de reencuentro y en la aceptación mutua suficientemente intensa y recurrente”(31) con el otro.
Es decir, el lenguaje es un fenómeno que se da cuando los miembros participantes de una acción coordinan la forma en la cual coordinaran sus acciones en conjunto. Esto nos lleva a decir que el lenguaje se genera en un dominio consensual ya que “el efecto de la comunicación hace que dos o mas sujetos que se relacionan y se acoplan estructuralmente en coordinación de sus conductas, construyan un mundo conjuntamente” (32)
Dicha construcción se dará bajo las leyes de la conversación, la cual tiene como fin la coordinación consensual de coordinación de acciones. Tomemos un ejemplo para ilustrar esto. Si nuestra madre nos dice “Jorge tienes que bañarte” y nosotros contestamos “Bueno”. “Lo que esta sucediendo es que nuestra madre hizo ciertos sonidos que tomamos como signos compartidos en un dominio consensual ya constituido. Basándonos en los significados compartidos ligados a esos sonidos, Jorge responde la petición de su madre. Al hacerlo, también emitió sonidos, sonidos diferentes a los de su madre. Nuevamente, ambos le otorgan a estos sonidos un significado particular que resulta de nuestro dominio consensual compartido.”(33) Entonces bajo estas diferentes coordinaciones de acciones se dará una danza en la cual uno pregunta y el otro responde de ahí que esto sea una coordinación consensual de coordinación de acciones. 

Lo que tratamos de ejemplificar es que toda conversación es una coordinación consensual que tiene como fin el condensar una coordinación de acciones. Los códigos lingüísticos son la base para entendernos y poder tener una coordinación consensual, de esta manera cuando dos o más personas hablan, lo que se necesita para que esa conversación fluya no es mas que un consenso en los códigos lingüísticos que se van a utilizar durante la conversación, de lo contrario ninguno se podrá entender. 
Estos códigos lingüísticos son las palabras, signos, gestos, sonidos, posturas corporales con las cuales las personas se comunican, éstas generan los elementos esenciales para que el fluir de la comunicación (coordinación consensual de acciones) se dé de manera constante y entendible para los distintos actores. Los códigos lingüísticos son convenios que nos determinamos para convivir con los otros. Son convenios sociales por los cuales se interpretará el mundo de diferentes maneras gracias a la diversificación y multiplicidad de códigos lingüísticos. A través de ellos se conforman las distintas realidades y por ende los diferentes culturas, modos de vida, formas de actuar, de comunicarse, de emocionarse, de razonar. Esta última hay que decir que también pertenece al “ámbito de las coherencias operacionales de las coordinaciones conductuales consensuales que se constituyen en el lenguaje, y que tienen en último termino, su fundamento en las coherencias operacionales del vivir.” (34) 
En pocas palabras tendríamos que decir que el lenguaje aborda todo lo correspondiente a lo humano, es el espejo de la realidad que surge de la interacción social. Que se desborda con los relatos que hacemos de nosotros y de los otros, ahí donde nos generamos y donde nace nuestra realidad. Es de aquí que se reconozca al individuo como un “fenómeno social que se conforma gracias a la cultura lingüística y al sistema de la coordinación de coordinación del comportamiento.”(35) No hay que olvidar que ambas se sitúan en la historia, como narraciones e historias que generan al individuo, lo plasman en un contexto de metarrelatos o discurso históricos.  Es por ello que las diferentes culturas generan diferentes seres humanos, tanto por las diferencias lingüísticas como las históricas. 
Entonces el lenguaje visto con estas tonalidades se desprende como “el sistema de la coordinación de la coordinación de acciones mantenida por una comunidad y, como tal, esta enclavado en sus practicas sociales, en la forma en que sus miembros interactúan entre si”(36) – “siendo este sistema del lenguaje una estructura de interacción diversificada en la que cada miembro de la comunidad desempeña un papel diferente.”(37) 
Es por ello que el individuo en el convivir con los otros se genera, se construye en la relación con los demás, en los relatos que se cuentan, en las narraciones históricas, en la coordinación de acciones consensuales, en el conversar. En la capacidad para reflexionar, ahí donde se permite especular, inventar y entablar conversaciones con los demás y con uno mismo. La reflexión nos ayuda para cortar el cordón con lo social, apartarnos y aportar nuevos relatos sobre el conocimiento dentro del conversar, porque,  el conversar implica reflexión, coordinación y emoción y a través de estas el conversar se convierte en la raíz de nuestra formación como seres.

LENGUAJE, CONVERSAR Y EMOCIONAR
Ya dijimos que el lenguaje es una coordinación  consensual de coordinación de acciones y que a través de él se genera el individuo bajo las condiciones que se dan en la interacción social. Ahora abordaremos como estas diferentes significaciones y accionares consensuales se establecen en la vida cotidiana. ¿Cómo el dominio lingüístico llega a coordinarse y a consensuarse?
Podemos decir que la interacción social es la base generativa del individuo a través del lenguaje, y que por esta participación  entre ambos casi cogenérica se darán las distintas coordinaciones consensuales, en donde se concretizan las distintas narraciones y relatos sobre los cuales nos conformamos con el otro. Esta participación inmediata con el otro va adecuar al individuo bajo ciertas especificaciones conductuales-lingüísticas, con las cuales este se desarrolla en concordancia con el otro, se adecua a un contexto histórico-cultural previamente establecido (y no por estático). Esta burbuja compleja encamina al individuo, lo sujeta bajo ciertas líneas de coordinación, lo instruye en el dominio lingüístico, lo genera bajo ciertas reglas de convivencia-entendimiento. 
Para responder a la pregunta anterior, tengo que decir que el individuo se genera en el lenguaje y que este se permea en el individuo a través de la convivencia con los otros y esta convivencia se da bajo ciertas reglas lingüísticas, bajo los diferentes signos, símbolos, significados, gestos específicos de una cultura, es decir bajo las reglas del entendimiento social que se exponen en el conversar.
El conversar entonces es un “componente efectivo de las interacciones lingüísticas – las unidades básicas del lenguaje.”(38) Es el foco donde se genera dichas coordinaciones consensuales de coordinación de acciones. Ahí se da el ritmo social, se exponen las reglas básicas de la lingüística, con las cuales se dará un entendimiento entre individuos, una participación en la cual se generan. En las conversaciones se produce sentido a lo cotidiano pero sobre todo se impulsa al individuo a realizar acciones coordinadas, a girar en torno la individuo, “a dar vueltas con otro.”(39)
Esto nos lleva a decir que el conversar implica en si un reconocimiento del otro, porque a través de el nos empatamos, nos unificamos y nos coordinamos, por tanto nos emocionamos con el otro. Y es de aquí que entenderemos por conversación al entrelazamiento continuo entre emociones (dominios relacionales) y lenguaje (coordinaciones de conducta).  De esta manera la relación entre emoción y lenguaje se constituyen en la misma esfera, lo que le suceda y condicione a una afectara a la otra y viceversa. 
Esta relación se enlaza en la acción, se coordinan por ella, se modifican, ya que la emoción tiene como carácter fundamental el establecer un horizonte de posibilidades, y el lenguaje que se dan en la conversación tiene como fin el coordinar acciones. Ambas tienen como fin el establecer una acción, sea previamente establecida por una emoción o simplemente guiada por la conversación.
Lo que trato de decir es que si la conversación tiene como fin el coordinar acciones, la emoción va estar antes de la acción, dependiendo la emoción se pueden o no dar ciertas acciones. Incluso  la conversación en si esta sujeta a un estado de ánimo, a una emocionalidad, esto implica que los estados de ánimo y la emoción se pueden reconocer en la estructura lingüística. 
Bajo la emoción se condiciona la eficiencia de la comunicación, porque la emoción guía al individuo, lo predispone, lo prestablece, lo asigna en ciertas significaciones. Esto significa que en la conversación se expone un flujo de emociones por tanto un dominio relacional que condiciona la acción.
De ahí que cada cultura genere distintas redes de conversación y por ende distintas redes de emociones y acciones. Esto generado desde el seno familiar donde un niño se entrelaza en el lenguaje a partir de su madre, se compromete con el mundo cotidiano a través de su madre y se condiciona con los elementos reales de su esfera social, también a través de su madre. El niño al aprender el lenguaje aprende modos de vida que pronto apropiara a su cotidianeidad. Estos modos de vida incluyen un acercamiento a la emoción y la acción, llevándolo a convivir en las redes de conversaciones con otros individuos generándose a través de los relatos, la emoción y el convivir.
La emoción cambia el lenguaje, pero a medida que fluye el lenguaje, el lenguaje también puede cambiar la emoción. Esto significa que como vivimos es consecuencia de esta relación emoción-lenguaje y no como se dispone en la modernidad por la razón, porque la razón es por el lenguaje. Este modo de vida está “determinado por la emocionalidad, por el espacio psíquico emocional que aprendimos a vivir desde niños, no por el conocimiento, o los tipos de argumentos racionales que podamos haber acumulado a lo largo de nuestra vida”(40) – “Cualquier cosa que hagamos como seres humanos en el lenguaje, lo hacemos en el flujo de nuestra capacidad de emocionarnos, de modo que nuestro 'lenguajear', lo que hacemos en el lenguaje, modula nuestra capacidad de emocionarnos, y nuestra capacidad de emocionarnos modula nuestra capacidad de 'lenguajear'. Primero nos constituyen las emociones, luego el lenguaje. A raíz de estas dos capacidades del ser humano surge su capacidad de interactuar. El hombre es un sistema cerrado que vive en armonía con el organismo y es estimulado constantemente por el ambiente. Cuando respondemos al estímulo nos damos cuenta de que hay algo afuera que choca con nosotros y genera la representación de la realidad.” (41)

LENGUAJEAR
Maturana utiliza el termino lenguajear como neologismo que hace referencia al acto de estar en el lenguaje sin asociar tal acto al habla, como seria la palabra hablar.
Así pues Maturana afirma que el “lenguajear de hecho ocurre en la vida cotidiana entrelazado con el emocionar, y a lo que pasa en este entrelazamiento llamo conversar. Los seres humanos siempre estamos en la conversación, pero el lenguaje, como fenómeno, se da en el operar en coordinaciones de coordinaciones conductuales consensuales recurrentes. Lo que pasa es que nuestras emociones cambian en el fluir del 'lenguajear', y al cambiar nuestras emociones cambia nuestro 'lenguajear'. Se produce un verdadero trenzado, un entrelazamiento de generación reciproca del 'lenguajear' y del emocionar. Eso es el conversar. Ahora mismo estamos en una conversación. Es una conversación por cuanto se da el entrelazamiento de que acabo de hablar. Estamos interesados, aburridos, alegres, enojados durante el fluir de nuestro 'lenguajear'. A veces nos movemos en una monotonía emocional, lo cual no quiere decir que no estemos en el conversar y que no nos movamos en el fluir emocional” 
Así una cultura es un modo de convivir en el entrelazamiento del lenguajear y el «emocionar» en una red de coordinaciones de acciones y emociones que designo con la palabra conversar, que significa dar vuelta juntos en la conducta y la emoción. Distintas culturas son distintas redes de conversaciones. 
De acuerdo a Maturana, cuando “el lenguajear se expande como una manera de vivir juntos en las interacciones recurrentes del vivir juntos como miembros de una comunidad lenguajeante, el lenguajear sigue las complejidades cambiantes del vivir juntos y se convierte en una fuente de complejidades adicionales, constituyendo una red de entrecruzamientos de coordinaciones consensuales de coordinaciones consensuales de conducta que generan toda la complejidad de vivir en el lenguaje”.
“Al movernos en el lenguaje en interacciones con otros, cambian nuestras emociones según un emocionar que es función de la historia de interacciones que hayamos vivido, y en el cual surgió nuestro emocionar como un aspecto de nuestra convivencia con otro fuera y dentro del lenguajear (…) de esta misma manera nuestra dominio de acciones tomara un curso diferente (a este fluir entrelazado de lenguajear y emocionar lo llamamos conversar)” 
http://www.robertexto.com/archivo17/maturana.htm

 LOS APORTES DE HUMBERTO MATURANA A LA PSICOTERAPIA
La psicología contemporánea todavía aparece muy influida por los paradigmas empiristas, aquellos que aceptan que hay una realidad única y universal, igual para todos y existente con independencia del observar del observador. Según este modelo, el organismo es esencialmente pasivo y únicamente responde a un orden externo dado, donde el sentido de las cosas está de antemano objetivamente contenido. Así, la mente humana se vuelve meramente un receptor pasivo de ese orden externo, lo que la determina casi en su totalidad.
La rígida simplicidad de este punto de vista, sin embargo, ha entrado en una profunda crisis explicativa a partir de los últimos 15 años de una manera concomitante con una convergencia interdisciplinaria (la segunda cibernética, la epistemología evolutiva, la termodinámica irreversible, las ciencias cognitivas, la neurociencia y el neodarwinismo entre otras), desde la cual se está dando lugar a una perspectiva de base totalmente diferente: la de las ciencias de la complejidad.
La noción de ciencias de la complejidad ha emergido en los últimos años en parte como una síntesis de algunas disciplinas tradicionales como la biología, la física y las matemáticas. Los sistemas complejos (por ejemplo, los seres vivos, el cerebro y los sistemas sociales) de los que se ocupan no se encuentran dentro de los confines de una sola disciplina tradicional, sino que para su estudio requieren del conocimiento y las técnicas de varias disciplinas.
Este panorama permite hoy vislumbrar una nueva colaboración entre las "ciencias duras" y las ciencias sociales (como la psicología, la psicopatología, la sociología, la antropología), sobre todo cuando éstas últimas, al decir de Guidano, tienen un atraso de 20 a 30 años respecto de las primeras, atraso que obedece, según el mismo autor, a que las ciencias sociales no se han preocupado de los aspectos epistemológicos. Un ejemplo sobre las "ciencias duras": Los físicos en los últimos diez años han aclarado los fenómenos que ocurrieron cuando estalló el Big Bang (el inicio del Universo) e incluso han logrado reconstruir los sucesos alrededor de 14 segundos después de esa gran explosión. Pero no lo han hecho especulando, sino construyendo, explicando los procesos y han llegado en lenguaje científico a decir cosas que para los cientistas sociales ni siquiera son pensables, como la existencia de la antimateria; entender que la materia existe únicamente por que está flotando en mares de antimateria, de no materia. Esto ha sido posible para la física porque ha conservado el contacto con la epistemología.
Ahora bien, la concepción de las ciencias de la complejidad, como considera a los organismos vivos en términos de su complejidad, enfatiza desde el comienzo su autodeterminación y autorganización, así como lo abierto y plástico de los caminos de su evolución y desarrollo. El elemento básico de esta perspectiva es la mutación de la noción de realidad y la del observador. Esto llevó a un cambio radical en la relación observador-observado, en la cual ya no se acepta el acceso a una realidad única independiente del observador y, por el contrario, se propone que existen tantas realidades como modos de vivir surgen en cada ser.
La contribución de Humberto Maturana, Premio Nacional de Ciencias Biológicas 1994, a las ciencias de la complejidad es reconocida; también su influencia en el pensamiento y la investigación de muchos científicos relacionados con ellas. Cuando al final de su vida a Bateson le preguntaron acerca de quién podría continuar con el estudio de la "Creatura", el mundo de los seres vivos, él contestó que el centro para ese análisis es ahora Santiago de Chile, a cargo del cual está un hombre llamado Humberto Maturana. Del mismo modo, teóricos y psicoterapeutas como Guidano y Arciero, al hacer referencias específicas al enfoque de Maturana, lo nominan como la "Escuela Chilena". Los aportes más significativos que ha hecho a las ciencias de la complejidad, han sido el rechazo al racionalismo objetivista y a la representación de las teorías de la cognición, la autrorreferencialidad de toda adaptación y conocimiento, el énfasis del lenguaje en la construcción de la experiencia humana y el involucramiento del conocimiento en el ser total, lo cual desafía la dualidad tradicional entre mente y cuerpo que antes de veían separados.
El aporte que la teoría de Maturana ha hecho a la psicoterapia es también vastamente reconocida. De hecho es constantemente requerido para congresos en Chile y el mundo; además, su aporte es entregado directamente como profesor de institutos de formación en esa área.
Es objetivo de este artículo exponer algunas de sus ideas más importantes, y relacionarlas brevemente con la psicología y la psicoterapia.

 LA TEORÍA BIOLÓGICA DEL CONOCER
Señalábamos que la convergencia interdisciplinaria ha dado como resultado cambio epistemológico en la relación observador-observado. El aporte de Humberto Maturana a la nueva propuesta epistemológica es fundamental. Es el primer científico que desde su hacer de biólogo propone que el conocimiento es un fenómeno biológico y que, por tanto, sólo puede ser estudiado y conocido como tal. Aún más, su proposición es que la vida misma se entiende como un proceso de conocimiento, el cual le sirve al organismo para adaptarse, para sobrevivir. Ningún organismo, por tanto, está interesado en saber si su conocimiento es verdadero o no, cuando eso no importa para su supervivencia. Así la obra de Maturana puede ser caracterizada como un sistema explicativo unitario y ontológico de la vida o de la vivencia. Ontológico, porque ve la experiencia humana desde un punto de vista situado dentro de ella misma y no desde un punto de vista externo o fuera de ella.
Como surge desde su ser biólogo, el enfoque de Maturana permite reflexionar en los términos más amplios, en el sentido de que todo lo relacionado con la vida puede ser explicado desde allí. Desde este punto de vista, la psicología es parte de la biología ya que los fenómenos que estudia se dan en el vivir de los seres vivos. Aunque Maturana le reconoce un dominio propio, cuyo ámbito es el estudio de la dinámica de las relaciones e interacciones que se dan entre los organismos como totalidades, su razonar biológico le hace ver la mente como una instancia de la vida, como una organización dentro de la organización que es la vida misma. La vida y la mente se auto-organizan; son sistemas estructuralmente determinados, autopoiéticos (en el sentido de que los organismos vivos se están siempre auto-creando) y autorreferenciales, es decir circulares.
Este planteamiento ha tenido para la psicoterapia consecuencias incalculables. Desde ya, cualquier cambio que surja en los sistemas humanos por la intervención de un psicoterapeuta, es siempre un reordenamiento de la experiencia del paciente, determinado por el propio paciente y no por el terapeuta. Así, éste último puede sólo "perturbarlo" para gatillar su reorganización, pero nunca "instruirlo"; vale decir, no puede traspasarle "información directa", como postulan las escuelas tradicionales, incluso el psicoanálisis.

 EL DETERMINISMO ESTRUCTURAL
Maturana postula también que todos los cambios que puedan experimentar los sistemas autopoiéticos son determinados por su propia organización y estructura. Aunque estos dos conceptos son propiedades de los seres vivos (entendidos en la terminología de Maturana como "unidades compuestas de una clase particular"), no son sinónimos. La organización se refiere a la relación que se da entre los componentes de una "unidad compuesta" y que determina las propiedades de esa unidad. La estructura, en cambio, apunta a los componentes actuales y a la relación que ellos deben satisfacer al participar en la constitución de una "unidad compuesta". En otros términos, los seres vivos mantenemos nuestra organización durante toda la vida; precisamente, el que nos reconozcamos siempre la misma persona, desde nuestra infancia a nuestra vejez, está en relación a que nuestra organización ha permanecido invariante. Pero la estructura es variable: determina qué cambios son posibles para una "unidad compuesta" y que interacciones específicas se requieren para desencadenar esos cambios (el caso, por ejemplo, de quien se recibe de ingeniero, y a los 40 años decide dedicarse a la poesía).
Así, si bien todo un sistema está operacionalmente constituido por su organización, su operación efectiva es realizada en -y a través de- su estructura, de modo tal que, aunque el dominio (o espacio) de interacciones del sistema como totalidad está especificado por su organización, las interacciones efectivas ocurren a través de sus componentes. A la luz de esto, el afirmar que los sistemas son estructuralmente determinados implica que todo lo que en ellos ocurre no está determinado por nada externo a ellos; y que cuando, como observadores, vemos algo que incide sobre un sistema, no es ese algo lo que provoca el cambio, sino sólo lo que desencadena dentro del sistema un cambio estructural que estaba previamente determinado en la configuración del mismo.
En la psicoterapia, esto permite ver que los cambios que el paciente puede experimentar están acotados por su organización, por su identidad sistémica (en otros términos, podrá cambiar sólo hasta el punto en que no corra riesgos su organización). De tal manera, la psicoterapia siempre tiene un límite, límite que está dado por el paciente y no por el terapeuta.

 EL CIERRE ORGANIZACIONAL Y LA AUTORREFERENCIALIDAD
El cierre organizacional está referido al hecho de que, definida la característica de la unidad del sistema vivo, está en su capacidad el de mantener su integridad. Maturana plantea que la "línea de fondo" es mantener nuestro estatus como tales, que es permanecer vivos. La adaptación, entonces, requiere de cambios estructurales en la unidad de los seres vivos y debido a que ellos son determinados estructuralmente y organizacionalmente cerrados, los sistemas vivos son autónomos en el sentido que sobreviven, prosperan o peligran bajo sus propias leyes de su quehacer. La organización del sistema vivo es circular, autorreferencial, recursiva y su organización es una organización cerrada, y por lo tanto autónoma.
Si esta noción la trasladamos al sistema de conocimiento humano, entendemos claramente a Guidano cuando habla de "la característica esencial de considerar la habilidad autorganizativa del sistema de conocimiento humano como un acotamiento evolucionario básico que a través de la ascensión maduracional hacia habilidades cognitivas mas altas, progresivamente estructura un sentido total de autoidentidad con los inherentes sentimientos de unicidad y continuidad histórica. La capacidad de autoidentidad estructural y estable permite la continua y coherente autopercepción y autoevaluación frente al devenir temporal y a un medio cambiable o mutable. Por esta razón, la mantención de la perpcepción de la identidad de uno mismo llega a ser tan importante como la vida en si misma; sin la individualidad o identidad seríamos incapaces de funcionar apropiadamente y se perdería al mismo tiempo nuestro sentido de realidad. La mantención de un sentido de individualidad y unicidad personal a través del ciclo de vida resulta de la actividad autopoiética. Nosotros somos de la manera que somos debido a nuestras historias de interacciones con el mundo y no con nuestra historia pasada, más bien somos siempre el presente y preparándonos para perpetuarnos a nosotros mismos".
Esto significa, desde el punto de vista de la psicoterapia, que el paciente estará siempre limitado por su identidad, vale decir, no puede haber cambios mas allá de su manera particular de darle significado a sus experiencias. El cambio terapéutico es la reestructuración, en el paciente, de la manera como el significado está organizado. El significado sigue siendo el mismo. Se cambia la estructura, pero no la organización.

EL MULTIVERSO
Si, como señala Maturana, se niega la realidad objetiva independiente del observador y, como lo planteó en su "Ontología del observar", se reconoce al observador como un participante constitutivo de lo que observa, el cambio que aquí se propone es evidentemente radical: el paso de un Universo, es decir, de una realidad objetiva unívoca que es igual para todos, a un Multiverso, en que cada mundo construido por el observador es igualmente válido y único respecto de otros.
Desde el punto de vista de la terapia, la existencia de estas dos concepciones de la fenoménica psicológica -y, por tanto, la existencia de dos visiones distintas de lo que le sucede en el diario vivir a la persona que consulta; de dos concepciones diferentes de lo que pasa en la transformación que tiene lugar en ella como resultado de la terapia-, implicarán dos modos diferentes de hacer terapia. En el primero, el creer que existen un universo y que tenemos acceso a él coloca al terapeuta en una posición de privilegio: es portador de la verdad y cree que esta verdad la transmitirá al paciente. En la otra posición, la sugerida por el Multiverso de Maturana, el terapeuta no se percibe como portador de la verdad y considerará que el mundo que construye su paciente es su único mundo posible.

LA NOCIÓN DE LENGUAJE
Otro de los aportes más extraordinarios de Humberto Maturana es su teoría del lenguaje; de hecho, para teóricos como Guidano, no existe en la actualidad otra mejor y más exhaustiva.
Para Maturana el lenguaje, como fenómeno de la vida, pertenece a la historia evolutiva de los seres humanos. Son los humanos los primeros y únicos animales (primates, concretamente) que tienen la peculiaridad de vivir -en un fluir constante e ininterrumpido- una doble dimensión simultánea de experiencia: la primera es la experiencia inmediata (las emociones), que nos ocurre a todos los animales y según la cual algo simplemente pasa; la segunda, que nos ocurre sólo al primate humano, es la explicación, que tiene lugar en el lenguaje; sólo en el lenguaje por ejemplo, se admite la existencia de categorías como lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, que permiten comprender ese algo que pasa.
Ahora bien, el lenguaje consiste en un operar recurrente de lo que Maturana denomina coordinaciones de coordinaciones conductuales consensuales. Según ellas cada palabra o gesto no está relacionado con algo exterior a nosotros, sino con nuestro quehacer y con nuestra coordinación para ese quehacer con los otros. Son precisamente ese quehacer, y las emociones que están en su base, lo que específica y da a nuestras palabras su significado particular. Por esto, a nivel de la experiencia inmediata no se puede diferenciar lo que es una ilusión de una percepción; sólo lo logramos en el lenguaje.
Y ya que sólo a través del lenguaje el ser humano puede explicar su experiencia en el vivir y asimilarla a la continuidad de su praxis de vida, el comprender es inseparable de la experiencia humana: todo el reordenamiento racional cognitivo que pueda elaborarse se basa, en premisas tácitas que han sido proporcionadas por la experiencia inmediata. En palabras de Maturana: "Todo sistema racional tiene una base emocional y esto explica por qué no se puede convencer a nadie con un argumento lógico si no se ha aceptado antes su premisa a priori". Desde el punto de vista de la psicoterapia, este planteamiento es una alternativa a los enfoques racionalistas que postulan que mediante el ejercicio de la lógica formal es posible cambiar las emociones del paciente.
Pero, además, Maturana va más allá y acuña el término lenguajear, con el que denomina a la relación dinámica y funcional que se da entre la experiencia inmediata y la coordinación de acciones consensuales con los otros y aclara que este lenguajear está constituido por la relación entre las emociones y el lenguaje.
Esta concepción revierte el enfoque empirista clásico que ve al lenguaje como simple transmisión de información de un individuo a otro, postura que está hoy tan vigente que no se prevé un cambio ni en la próxima década. En este sentido, la propuesta de Maturana -con su significado emocional y no racional- tendrá que ser reconocida como la teoría más explicativa. En su enfoque ontológico el lenguajear corresponde a una expresión de la temporalidad humana: todo lo que ocurre, ocurre en el lenguaje, en el aquí y en el ahora.
En la actualidad, estas ideas están permitiendo el desarrollo de lo que se ha dado en llamar la trama narrativa o el pensamiento narrativo en la construcción de la experiencia humana, que sin duda será fundamental en la comprensión de la experiencia humana y, por lo tanto, en la psicoterapia del futuro.

LA CONCEPCIÓN DE CULTURA
Para Humberto Maturana la experiencia humana tiene lugar en el espacio relacional del conversar. Esto significa que si bien desde un punto de vista biológico somos homo sapiens sapiens, nuestro modo de vivir -vale decir, nuestra condición humana- tiene lugar en nuestra manera de relacionarnos unos con otros y con el mundo que configuramos en nuestro diario vivir mediante el conversar.
Sostiene que una cultura es una red cerrada de conversaciones y que el cambio cultural ocurre cuando se produce un cambio de conversaciones en esa red; cambio que surge, se sostiene y se mantiene en el emocionar de los miembros de la comunidad. De ello se desprende que lo humano es cultural: surge como un modo de vivir en el conversar, en redes de conversaciones, en un entrelazamiento entre el lenguajear y el emocionar. Esto significa, siguiendo a Maturana, que toda la experiencia humana se da en el momento presente; no existe una programación anterior ni obedece tampoco a intenciones.
Aún más, tampoco en el proceso de la evolución, sea éste biológico o cultural, existe un camino preestablecido. El devenir evolutivo es una deriva, en tanto que el presente evolutivo humano es resultado de un proceso que conserva una manera de vivir y no un logro de proceso de adaptación.
En el campo de la psicoterapia, el planteamiento de la psicología hasta hoy es que la experiencia humana ya está construida y compuesta de pensamientos, emociones, conciencia, sensaciones, impulsos, etcétera. El aporte de Maturana es mostrarnos que esta concepción es un fenómeno cultural, y que tanto el terapeuta como el paciente pueden participar de ese sistema. Por ejemplo, el marido en crisis matrimonial que consulta para que el terapeuta le diga si él es el responsable o su señora de los problemas que están sufriendo. Aún más, pueden pedir un consejo sobre si se separan o no. Desde la perspectiva sugerida por la propuesta de Maturana, no habría respuesta posible en esos términos, porque la experiencia emotiva no está predeterminada.

 LA BIOLOGÍA DEL AMOR
Maturana es el primer científico que desde su hacer como tal explica el amor. En su propuesta, el amor no es una cualidad o un don, sino que como fenómeno relacional biológico, consiste en las conductas o la clase de conductas a través de las cuales el otro, o lo otro, surge como un legítimo otro en la cercanía de la convivencia, en circunstancias en que el otro, o lo otro, puede ser uno mismo. Esto, entendiéndose que la legitimidad del otro se constituye en conductas u operaciones que respetan y aceptan su existencia como es, sin esfuerzo y como un fenómeno del mero convivir. Legitimidad del otro y respeto por él o ella, son dos modos de relación congruentes y complementarios que se implican recíprocamente. El amor es un fenómeno biológico propio del ámbito relacional animal, que en los mamíferos aparece como un aspecto central de la convivencia en la intimidad de la relación materno-infantil en total aceptación corporal. De acuerdo a Maturana, nos enfermamos al vivir un modo de vida que niega sistemáticamente el amor.
Maturana sostiene que el proceso terapéutico es siempre el mismo, cualquiera sea la forma de la psicoterapia, y que se obtiene cuando el terapeuta logra, mediante su interacción con el paciente, guiarlo, conducirlo inconscientemente, en el abandono de la negación sistemática de sí mismo y del otro, y en la recuperación de la biología del amor como la manera o hilo central de su vivir.

1 comentario:

  1. Soy Comunicadora Social y mi entendimiento , fue trascendental en mi visión del Lenguaje , su gran poder y la urgencia de iniciar un Proceso de Aprendizaje, sueño con hacer el Magister en Matriztica.
    Debemos despertar de la inercia y generar cambios , ver la responsabilidad de poder hacer la diferencia , educando en Bienestar, en donde dejemos de buscar lo individual y nos volquemos a lo Universal, a los consensos, a reír mas ,vivir lejos de cualquier conflicto, porque sabemos que escuchar a un otro y en nuestros silencios dedicarlos a la Intimidad, la paz la irradiaremos y alcanzara para todos...
    Cariños
    Lore

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